Los siguientes extractos detallan algunos de los momentos que marcaron mi experiencia en España.
Julio 2021, Madrid
Estaba sentada en el balcón de nuestro Airbnb en Malasaña, la débil brisa sopla en las cortinas. La selva de cemento estaba a unos acogedores 40 grados, un poco demasiado calor para mi gusto, donde normalmente 20 grados es verano para mí. Pensé que después de vivir en España por 10 meses, acostumbraría al calor.
¿Alguna vez has sido tan contento que lloras al pensar que esa felicidad se acaba? Lo estaba viviendo con intensidad en ese momento. Amine, con quién salía en aquel momento, me puso la mano en el mullo mientras lloraba. Estaba triste a llegar a mis últimos días en España. Amine me consoló, me dijo que seguimos hablando cuando vuelva a Escocia. Pensé que iba a estar enfadado por mi estado emocional, pero fue tan reconfortante y amable conmigo, y me permitió experimentar mis sentimientos. Creía como la felicidad y amor del último año terminaría rápidamente y que iba a caer en las trincheras de la depresión ante la idea de volver a casa. Ingenuamente rechacé la posibilidad de ser tan contenta como era en España.
Este periodo transformador de mi vida fue una bendición, con momentos positivos y difíciles que formaron mi experiencia de una manera única. Desde ser atropellado por la policía después del toque de queda hasta conocer Amine, la única palabra que me viene a la mente es agradecida. No por los momentos concretos sino por cómo conseguí sortear las situaciones difíciles cada vez con más facilidad.
Octubre, 2020
Mi precioso y barato apartamento en el casco antiguo de Sevilla era el sueño de cualquier expatriado. Era un privilegio poder vivir en una ciudad tan bonita cuando no había turistas. Gracias a ello, vivimos la ciudad de una forma más única. Todos los servicios cercanos nos permitieron formar nuestra propia pequeña comunidad de estudiantes y sevillanos, todos manejando nuestro camino a través de la pandemia.
Una vez que me acostumbré al acento de Sevilla, al cabo de un mes más o menos, empecé a notar los piropos más a menudo. “Exótica” me llamaron muchos hombres en Sevilla. Fue la primera vez que alguien me describía así. Mi idea de lo exótico era completamente opuesta a mí: mujeres de piel y pelo oscuros que eran tan hermosas que podían conseguir lo que quisieran… Algunas personas me dijeron que el sur de España es más ‘tradicional’ que otras partes del país, pero no esperaba tantos piropos como los que recibimos. Al principio me parece extraño, pero tenía un sentido de ser deseada, a mi ego obviamente le encantó la atención. Las palabras que usan para tirar piropos a las mujeres eran muy creativas:
– guapa – en mi opinión eso es 5/10, básico
–rica– soy comida o qué?
–mamacita – meh
–que culaso – mis ojos están aquí arriba tío
Y muchos silbidos…
Octubre, 2020
Uno esperaría que el gobierno fuera una de las instituciones más organizadas de un país… me cuesta creerlo. El proceso de obtener mi NIE (Número de identidad de extranjero) era como un laberinto largo, con demasiados callejones sin salidas. Una vez conseguí un número española, cuenta bancaria, cifras fiscales, papeles de trabajo y fotocopias de todos los documentos de identidad, por fin podía obtener una cita con la Oficina de Extranjería.
En mi cita me enteré de que había olvidado la prueba de residencia y no había pagado el impuesto para obtener la tarjeta. El oficial me dejó salir para hacer estas cosas y volver más tarde para obtener la tarjeta. Mientras estaba pagando el impuesto en el banco, una señora mayor saltó frente a mí y pedí la cajera que le ayudó, pero era obvio que estaba ocupada conmigo,
–¡ay dios mío! – Gritó la mujer.
Poco después, puse mi bolsa en la mesa al lado para sacar efectivo y de repente gritó otra vez la mujer,
– Tengo que decir algo, no pongas la bolsa en la mesa, ¡la bolsa está sucia! ten un poco de educación! – en su acento sevillano
Esta mujer pensaba claramente que mi presencia no era deseada, y me hizo reír, pero al mismo tiempo, no podía entender por qué estaba tan enfadada conmigo. Supongo que aún yo no había asimilado todas las normas tradicionales de comportamiento…
Noviembre, 2020
Durante la pandemia, había un montón de reglas diferentes durante el año. Era mandatorio el uso de mascarillas en todos los espacios públicos y lo peor, toque de queda. Significa que tuvimos que regresar a casa por tres meses antes de las 10 o 11 por la tarde hasta las seis por la mañana. Para la población española, quedarse en casa después de las 11 fue probablemente el mayor reto, teniendo en cuenta que salen a cenar a las 10 de la noche.
Dentro de este periodo, hicimos todo posible para quedar con amigos después del toque de queda, éramos egoístas porque todos habíamos tenido ya COVID y queríamos vivir nuestras vidas libremente durante estos tiempos restrictivos. Lamentablemente, nos encontrábamos en algunas situaciones peligrosas.
Nos pilló la policía estando fuera después del toque de queda unas 6 o 7 veces, y cada vez fingíamos que no hablábamos español. Evidentemente, éramos turistas privilegiados. Nos dejaban marchar con una severa advertencia en lugar de una multa de 400 euros.
El toque de queda dio a la policía poderes adicionales, que no siempre utilizó para el bien. Una noche, estaba con unas amigas a una fiesta secreta, durante el toque de queda. Decidí que iba a salir de la fiesta porque un hombre estaba intentando flirtear conmigo y no tuve energía para evitarlo toda la noche. También, tenía trabajo temprano por la mañana.
Solo había 10 minutos caminando entre la fiesta y mi casa. Después de 5 minutos, me di cuenta de que me estaba siguiendo una patrulla. Mantuve la calma y seguí caminando. De repente, la patrulla me pasó a toda velocidad y una de las policías tiró un trozo de papel por la ventana del lado pasajero. Asustado, recogí el papel y se leía:
No sabía que hacer, ni decir. Era inapropiado y repugnante. Sentía preocupada de qué más hacía la policía durante sus patrullas nocturnas. Afortunadamente, no tenía muchos problemas después de eso, tras la perdida de sus poderes pandémicos.
Enero, 2021
He tenido mi parte justa de “incidentes” con hombres, como habéis visto, pero esta experiencia ha sido ciertamente la peor. Una noche, tuvimos una pequeña fiesta en nuestra casa, durante las horas de toque de queda, con unos pocos amigos, tal vez 10 personas. No vigilaba quién entraba en casa, pero dos chicos que no conocía muy bien consiguieron seguirnos a todos hasta el piso. Como me gusta complacer a la gente, les dejé quedarse.
Una vez entrada la madrugada, nos estaban incomodando a mí y a mis compañeros de piso, así que intenté pedirles que se marcharan. Fue más difícil de lo que pensaba. Dijeron que tenían que quedarse hasta por la mañana debido al toque de queda. Les dije que estaban actuando de forma deseducada y que no respetaban mi casa ni a mis amigos, así que no me importó que fuera el toque de queda, les dije que reservaran un Uber para volver a casa si no querían encontrarse con la policía.
-HIJA DE PUTA- gritan cuando salieron de la casa
Estos hijos de puta estaban tan cabreados conmigo por haberles echado que rompieron una botella de cristal entera en el suelo del edificio, despertando a los vecinos.
A la mañana siguiente, mi casera estaba indignada por “nuestro” comportamiento. Me sentí avergonzada por haber dejado que esos chicos pudieran hacer que casi nos echaran del piso. Sí, de todas formas, habíamos infringido las normas de seguridad, pero no nos merecíamos este trato horrible por parte de un par de pijos borrachos.
Mayo, 2021
Amine no era el primer marroquí que conocía en mi año en Sevilla, pero sí el más amable. Los marroquíes, según mi experiencia, son muy directos, en el sentido de que te dirán que se han enamorado de ti a los 10 segundos de conocerte. Amine también lo hacía, pero había algo en él que era diferente.
Nos encontramos fuera de un bar al lado de mi casa, su inglés entrecortado era mono. Hablamos un rato, pero yo estaba bastante borracha así que creo que lo agregué a él y a su amigo en Instagram y no pensé mucho en ello.
Después de nuestras primeras citas, me di cuenta de que por fin había conocido a un chico amable y auténtico. Me respetaba y era un hombre que no veía mi inteligencia como una amenaza y se tomó el tiempo de entender mi español. Comunicarnos en nuestras segundas lenguas fue todo un reto, pero muy gratificante y satisfactorio.
Junio, 2021
Mi ‘hiperindependencia’ me ha llevado a unas situaciones interesantes. Después de dos semanas de salir con Amine, me invitó con él y sus amigos a una granja fuera de Sevilla por dos días. Mirando atrás, no fue una decisión muy bien pensado o responsable, pero acabó siendo una de mis experiencias favoritas de mi año en el extranjero. Una vez que acepté, a la semana siguiente me encontré en un coche con 5 personas mirando al río Guadalquivir antes de cruzar por la parte oeste de la cuidad.
La granja era… usado. Llegamos a la dirección y parecía como el set de una película country western. Casas antiguas, hierba seca y gallinas corriendo. De repente a la vuelta de la esquina de la casa, vi a un hermoso césped verde y una piscina. La casa sí estaba deteriorada y antigua, pero fue agradable y pasamos la mayor parte del viaje en el jardín y la piscina.
Fue difícil sentir que encajaba como la única extranjera blanca del grupo, pero me hicieron sentir cómoda y respetada. A veces hablaron en árabe, y no estaba frustrada porque es normal que ellos querían hablar en su lengua nativa, y Amine podía traducir lo importante si necesitaba saber.
Lo bueno fue que estos marroquís podían cocinar, muy bien. Amine en particular. Me preparaba comidas increíbles sin que yo se lo pidiera. Me gustaba eso de él, era generoso y amable y se aseguraba de que todo el mundo se divirtiera, cosa que yo también hago.
Pasábamos los dos días bebiendo cerveza, cocinando, nadando en la piscina, hablando y fumando shisha. Me enseñó a dejar de estresarme, algo que mi ansiedad necesitaba sin duda. Fue una de las primeras veces que no estaba pensando sobre el futuro. Dejé la ansiedad en Sevilla y aproveché del momento.
Agosto 2021, Escocia
Lo que me daba cuenta fue que ya tenía la felicidad y todos los recursos necesarios para hacerme feliz adentro, pero necesitaba establecer límites más fuertes, encontrar más tiempo libre, y tener confianza en mis capacidades y fortalezas que me han llevado hasta donde estoy hoy.
A Amine le eché la culpa de gran parte del fracaso de nuestra relación, pero en realidad ya me había dado por vencida cuando me había trasladado a Escocia, porque me dolía recordar aquellos tiempos juntos. Estaba celosa de que él siguiera viviendo donde yo quería vivir, viviendo la vida que yo quería para mí.
Sólo salimos un mes y medio, pero parecía que nos conociéramos desde hace años. Mi relación con Amine me dio una idea sobre de lo que debería ser una relación, con honestidad, comunicación e intimidad. No era una relación perfecta, pero el poco tiempo que pasamos juntos fue perspicaz y romántico.
Cuando visitaba Amine en octubre de 2021, inmediatamente vi que no sentía lo mismo que por el verano. El romance del verano se acabó – o “summer lovin’” que decimos en inglés. Los dos tuvimos mucho pasando en nuestras vidas y creo que los dos sabíamos que la larga distancia se hacía dura, y nuestra relación aún no era lo suficientemente fuerte para eso.
De vuelta en Malasaña, no pude evitar reflexionar sobre todas estas experiencias, reproduciéndolas una y otra vez como una película en mi cabeza. Todos estos momentos me demostraron que no tenía que ver el pasado como algo triste porque se ha acabado. Estoy eternamente agradecida por las experiencias que viví y por cómo influyeron en mi crecimiento hasta convertirme en la mujer que soy hoy, y escribir esta historia me ha permitido revivir todos los momentos maravillosos de mi estancia en España. Sé que habrá muchos más.
Autora: Yasmine Morgan (Fife, Escocia)
Estudios: Desarrollo Sostenible y Español.