Pregunta que me hacen muchos estudiantes, amigos y que me hice una vez decidí quedarme en el Reino Unido al concluir el máster en St. Andrews: ¿Qué hago aquí?
Una narrativa informal, explicando mi contexto y la popular frase (meme) “escapar de Latinoamérica”, lo que fue mi vida de estudiante, abordando lo que siento de la situación actual en el Reino Unido y una breve y vaga idea de mi futuro.
El Salvador, mi tierra natal, es un país que recién termina su último conflicto armado en sintonía con el fin de la Guerra Fría, En El Salvador se firmaron los acuerdos de paz de la guerra civil apenas en 1992, la violencia que se originó en cuarteles y campos de la guerrilla se fue a las calles luego de firmar la paz (que solo significó una ausencia de guerra, no paz) aunque yo al ser medio privilegiado por ser clase media (“clase media-baja” como decíamos en Estudios Sociales) la violencia la veía a través de una burbuja, desde allí aprendí a ser indiferente para sobrellevar la violencia social que no me afectaba tan directamente, pero siempre un peso enorme emocional al intentar ser socialmente consciente de mi alrededor.
Saltándome a mi historia personal, a menos de un año de graduarme de la única universidad pública de El Salvador y comenzar la vida laboral, a pesar de tener mucha aprobación laboral de superiores, colegas y alumnos, no fue sorpresa la vida laboral en El Salvador fuera poca oportunidad de crecer, como maestro me sentí agotado, estancado, y con ganas de “escapar de Latinoamérica”. Incluso cuando todo lo anterior suena a pesadilla, sucede que la gente a mi alrededor; familia, docentes, colegas, superiores, amigos (y principalmente) alumnos siempre fueron excelentes personas y ejemplos a seguir, que me motivaron directa e indirectamente a ir más allá, porque si hablamos de calidad humana, como me dijo una conocida escocesa que visitó El Salvador hace poco: “(El Salvador tiene a) la gente más amistosa en toda Centroamérica”.
La licenciatura fue una gloria inesperada para un pésimo estudiante en el colegio como yo, al cual el sistema educativo le falló una y otra vez para motivarlo, pero que la Universidad de El Salvador le abrió los ojos de su realidad, y el máster un camino hacia otro país, y quizá un sueño de mi niñez de ser maestro (pero maestro Pokémon).
Con mi habilidad en el “browsing”, googleé másteres en países angloparlantes, y… ¡Voilà! Google me enseñó St. Andrews, quedé maravillado con la universidad y su página web, Máster en TESOL (Teaching English to Students of Other Languages) fue mi primera opción, a la única que apliqué y fui aceptado. ¡Era el destino! ¡Escapar de Latinoamérica fue posible!
Aunque ya me quejé y di a conocer mi frustración anteriormente en este texto, debo destacar que a la vez que logré “escapar de Latinoamérica”, también sacrifiqué una vida que casi perfecta, ya que tenía un perro muy fiel, hermano y hermana magníficos, a mis amados padres, al resto de mi querida familia, 3 trabajos, cientos de alumnos, la confianza de mis superiores, la lealtad de muchos excelentes colegas y el cariño de mis jóvenes y de los no tan jóvenes pupilos a quienes extraño cada día de mi vida. Abordé el avión, y recuerdo que la principal tarea en el trayecto de más de 16 horas fue memorizar el acrónimo TESOL (Repetí quizá cientos de veces “Teaching English to Students of Other Languages” en mi mente) por si me lo preguntaban (ya que siempre olvidaba como iba realmente, a pesar de que ya estaba inscrito en el curso) llegué a Reino Unido sin conocer a una sola persona aquí, el primer platillo que probé fue “Fish & Chips” en un hotel en Londres, caigo en cuenta hace frío como nunca antes, y que hablar inglés ya no solo sucedía cuando jugaba Fortnite o GTA V en línea con extranjeros, o solo para dar clases, sino que sucedía cuando voy de compras, al conocer gente nueva y como estudiante en todas mis clases, inglés es lo único que había en el menú.
De entrada, decidí no buscar hispanohablantes para adaptarme más rápido y tener una mejor inmersión cultural, de repente ya me reunía con francoparlantes, gente italiana, colegas asiáticos, personas polacas, con escoceses, etc. Pasaron los meses, apenas y conocí a otros latinoamericanos, cuando decidí hacer contacto con hispanohablantes me di cuenta la mayoría por aquí son españoles, con los que descubrí tengo muchas cosas en común, y con los únicos nativos que hablo castellano en persona, esperando no se me peguen sus acentos (acentos muy diversos, acompañado con excelente vocabulario, pero mis amigos y familia no me dejarán en paz en El Salvador si me llegan a detectar un acento foráneo al salvadoreño).
Quitando las veces que pasé 1 ó 2 días sin dormir, las lloradas de frustración por no sentirme suficiente frente a los ensayos académicos de la universidad, cuando enfermaba porque la vida era demasiado, las malas noticias que casi que solo venían de El Salvador, una que otra decepción amorosa, la presión ante una escalada global de la invasión de Rusia a Ucrania, etc. puedo decir que estudiar no fue tan difícil… ¿Verdad? ¡Me gradué! Tuve el honor de trabajar para la Universidad de St. Andrews dos veces, para una primaria en St. Andrews, y ahora para el Consejo de Dundee, enseñando inglés a estudiantes que hablan otros idiomas (correcto… TESOL).
Considerando la enorme diversidad de acentos solo en Escocia, me pregunto qué tan beneficioso (y gracioso) será para algunos de mis estudiantes, con 0 conocimiento del idioma local, aprender inglés de un maestro con acento latinoamericano (salvadoreño) que toda su vida emuló el acento inglés estadounidense y apenas empieza a entender (más o menos) los acentos de aquí (como para hacer un caso de estudio, ¿No?) Hoy en día me divierto mucho dando clases ya que a diario aprendo, terminé el máster pero no terminaré de aprender jamás, nunca me he sentido demasiado lejos de casa porque las personas aquí, colegas, amigos, ciudadanos en general y alumnos son todos excelentes, como los que dejé en El Salvador, extraño a mi familia y amigos, a quiénes visitaré pronto, la vida es buena porque cocino mucho y aprendo nuevos platillos, juego Pokémon Go, hago ejercicio de vez en cuando, viajo y conozco nuevos lugares seguido, y poco a poco voy construyendo una vida aquí, salgo con una persona encantadora, me siento querido por todo el mundo, personas con raíces en 4 continentes diferentes piensan en mí y me desean lo mejor (Ya va siendo hora de expandir el circulo con mas continentes ¿Alguien de la Antártida por aquí?).
El Reino Unido no es la mejor sociedad, están muy presentes la violencia de género, la xenofobia, el racismo, etc., la economía es un desastre y la inflación hace que desde la renta hasta el “meal deal” sean más caros. Aunque en lo político me encanta la gente a veces tiene la libertad de humillar a los políticos en lugar de verlos como salvadores o dioses como pasa en los gobiernos más nefastos y dictatoriales del mundo, aquí no, los periodistas y ciudadanos en ocasiones tienen la libertad y potestad de humillar políticos en público por sus desfachateces ¡Y muy bien! ¡Que humillen, fiscalicen y remuevan a cualquier payaso que ostente el poder y no cumpla sus obligaciones!
Por el momento, entiendo hay libertad de hacer huelgas, a las cuales apoyo en su totalidad, porque mis padres, lo hayan querido así o no, criaron un hijo rebelde el cuál siempre velará por los oprimidos. Los latinoamericanos solemos tener más libertad política fuera de nuestros países.
No sé cuánto tiempo estaré por acá si hablamos de largo plazo, quizá estaré 1 ó 2 años más, seguro de que en el futuro seguiré aprendiendo, intentando ser mejor docente en los idiomas que enseño, tal vez un día llegue a entender bien los acentos muy marcados por aquí en Escocia (se vale soñar) pero estoy seguro, que donde sea que siga mi vida, yo seguiré “en la búsqueda de la verdad y la justicia” (como me encomendaron al graduarme aquí en la Universidad de St. Andrews).
Autor: Mario Ferrer (El Salvador)